Impresionante: se habla de entre seis y siete millones de personas en la Misa del Papa Francisco en Manila.
Apoteósico. Increíble si no fuera evidente y lo hubieran publicado las autoridades filipinas. ¿Cómo es posible, en un momento de la Historia en que parece que al mundo no le importa Dios? Sencillamente, porque no es verdad que a la gente no le importe Dios. Cuando una persona se encuentra con Dios en su corazón, encuentra, también, la felicidad.
Las personas que encarnan a Dios en su vida, como el Papa Francisco, atraen, porque "Dios es Amor", y el amor, tan gustoso, que no hay paladar que lo rechace. Entonces, ¿por qué hay ateos o agnósticos? La respuesta es simple: no conocen el amor de Dios; conocen, sí, a cristianos con creencias, pero sin fe, pues la fe verdadera lleva aparejado el amor. La fe sin amor es ideología, y esto repele (a este asunto, el Papa Francisco ha dedicado algunas homilías en Santa Marta: 17-X- 13; 21-2-14).
Francisco convoca a las multitudes porque su Fe es viva: rebosa amor por los cuatro costados. Él lleva a Dios a quienes se le acercan, porque lo refleja en su sencillez, en su mirada bondadosa y en su corazón grande. Mejor rezar por los que no conocen todavía el amor de Dios, que pedir por los agnósticos y ateos, porque nadie que conoce de verdad el amor que Dios nos tiene.
Josefa Romo