"No hay ateos en una guerra", bromea el Padre Justyn. "No soy yo quien lo dice; me lo dicen continuamente los soldados". Y en la guerra la presencia de Dios es más fuerte que nunca, porque "donde se combate se siente el sufrimiento de Jesús crucificado. Es Él quien nos da la fuerza y nos sostiene en este Via Crucis". Informa Religión en Libertad.