Sr. Director:
Por mor de la desacertada elección de los mandatarios que nos corresponden en la actualidad, además de otros muchos desatinos, sufrimos el abuso de unos presupuestos que chocan contra toda razón y llevarán la economía de los españoles a una situación grave, sin duda peor que aquella que nos dejó el funesto Zapatero, lógico, éste ha deseado siempre superar en todo a aquel. Hay numerosos ejemplos que avalan este desafecto o rencor hacia ciertas personas o colectivos por parte de fray Mentiras. Es conocido por todos la hostilidad descarada que muestra por Madrid y sus habitantes, pero también se encuentra en situación similar Córdoba, cuyas empresas y sindicatos critican que la haya dejado huérfana de la inversión necesaria, situándola en los últimos puestos en asignación por habitante.
Destacamos la escasa asignación a educación y sanidad, incumpliendo una promesa que hizo al respecto. ¿Qué le importa la formación de las futuras generaciones? Cuanto más ignorantes, más sumisas y modelables serán. “La libertad comienza dónde termina la ignorancia” (Víctor Hugo). Y la salud tampoco le importa demasiado, pues con salud precaria, más opciones tiene de que pidan la eutanasia y se ahorra pensiones de jubilación. Así de crudo, pero así de real con fray Mentiras. Y esto no lo hace por ignorancia, que la tiene en demasía, sino por maldad.
Lo único que le preocupa a este señor es alimentar las exigencias de sus “soportes” en el poder, para poder seguir en él, sacrificando todo lo demás, con su acusado descaro y desvergüenza. Martínez-Almeida asegura que los presupuestos se sostienen sobre “dos premisas falsas”: los ingresos y las previsiones de crecimiento.
Todo esto no nos ocurriría si hiciéramos caso a Platón: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”. Lo que no entiendo es qué hemos hecho tan mal para merecernos este horroroso gobierno. Sin duda mucho peor que el de Zapatero.