Todos los días, día tras día hay que insistir en lo fundamental, pues si esa norma sacrílega no se anula, no esperemos que mejore la Iglesia Católica y por tano la sociedad.
Un amigo calificaba al Cardenal Tarancón y a otros miembros de la Jerarquía y del clero como “tontos útiles”. Franco era el pretexto, pero lo que en realidad pretendían los enemigos de la Iglesia era su destrucción, y Franco era el muro que había que derribar para conseguir ese objetivo. Y aquí es donde tuvieron una actuación decisiva los “tontos útiles”, pues apoyaron el establecimiento de la nueva sociedad, un estado laico y mundano, y se presagiaba un desastre. Pues el Cardenal Tarancón decía, para apoyar la comunión en la mano, que la comida en la boca se les daba a los niños y nosotros ya éramos adultos en la fe. Pues contra viento y marea consiguió con el apoyo de otros Jerarcas de la Iglesia, que se aprobara la comunión en la mano, lo cual estaba considerado y sigue igual, como sacrilegio.
¿No es una norma absurda, además de sacrílega, que el sacerdotes deposite la Sagrada Forma en la mano el comulgante para que este luego la deposite en su boca, porque no va a ser el sacerdote que tiene las manos consagradas el que se la de al comulgante directamente en su boca? Esto, además de absurdo refleja una pérdida de fe en la presencia real de Jesucristo y por tanto la pérdida de la fe y deja abierta la puerta para que las profanaciones, sacrilegio, y ultrajes se propaguen con la autorización de la Iglesia progresista, pues la norma vigente del Magisterio es comulgar de rodillas y en la boca. Y sin juzgar a nadie, vemos que todo el mundo va a comulgar por indicación de muchos sacerdotes celebrantes, pero a pocos se les ve confesar, ¿Es que ya no existe el pecado? Si este sacrilegio no se corrige por parte de la Iglesia Católica, no esperemos que mejore ni la Iglesia Católica ni la sociedad. La Iglesia Católica es Jerárquica no democrática, y el que no admita las normas del Magisterio, que se marche, pues está llevando como dijo la Santísima Virgen en Garabandal a muchas almas a su perdición.