Sr. Director:

Naturalmente me refiero al cerril presidente del gobierno que sufrimos los españoles, incapaz de tener un rasgo de sensatez o de dadivosidad con el pueblo español, razón por la que los españoles les desestiman tanto y suplican un día sí y otro también que deje de vender España a precio de saldo y a cualquiera (terrorista, independentista, golpista,…) que pueda concederle un voto para seguir en La Moncloa. No le importa acabar con nuestro País, con nuestra Constitución y con la Monarquía si él logra sus objetivos, que parece que no es solo mantener el poder, también tiene otras intenciones que podemos imaginar pero no manifestar. España y los españoles le importamos un bledo.

En el discurso que pronunció Sánchez tras la Jura de la Princesa Leonor a la Constitución, tuvo la caradura de decir: “Contad, Alteza, con la lealtad, el respeto y el afecto del Gobierno”; me gustaría encontrar una sola persona, que no sea de su caterva, que pueda creer estas palabras. Son tantas las afirmaciones falsas que ha pronunciado en el transcurso de su vida pública que éstas claramente son falacias. No tiene el menor pudor de humillarnos ante quien sea y el pueblo no para de decirle cada vez que tiene ocasión: “España esta harta de arrodillarse”.

No podíamos tener un gobernante más pérfido, no salido de las urnas, ya que llegó al poder por medio de una moción de censura pactada con todo lo peor de la política, de los que una mayoría eran delincuentes, pero son los únicos con los que el ególatra Sánchez tiene una cierta afinidad y similitud.