Sr. Director:
Si los tejemanejes de su esposa doña Begoña y los de su Fiscal General del Estado, ya tendrían gravedad ética y política suficiente como para que le costasen la presidencia, las asombrosas respuestas en sede judicial del artista de su hermano sobre las circunstancias de su bien pagado «trabajo», serían como para que se encerrase abochornado en la Moncloa hasta el final de su mandato (porque dimitir, no dimitirá). La burla sobre los parados que significan las contestaciones del hermanísimo sobre su extraña prestación laboral, en la que desconocía la ubicación de su despacho y hasta en qué consistía su actividad, se corona con el sarcasmo hacia todos los españoles que implica el misericordioso tratamiento recibido por esa misma Hacienda que a los demás nos cruje a impuestos y no nos perdona ni una.
Se comprende que Pedro Sánchez intente sacarse ahora de la manga una reforma penal con efectos retroactivos para blindarse y blindar a su familia y amiguetes, impidiendo que se tramiten denuncias y querellas que él no pueda controlar. Lo que no resulta tan fácil de comprender es el papelón de comparsa que en esta tragicomedia está haciendo el PSOE, salvo que esté pringado hasta el apuntador. Si ante este grave ataque (otro más) a la justicia, los jueces y la independencia del Poder Judicial, no somos capaces de reaccionar, nos tendremos muy merecido lo que se nos viene encima, porque hemos ido apagando todas las luces de alarma que nos alertaban del inminente peligro.