Sr. Director:
Considerando la subversión política y la contracultura instigada por autodenominados “colectivos libertarios” que influencian a ciertas juventudes desde hace décadas, contando para ello con sugestivos apoyos de no pocos “intelectuales”, “científicos sociales” y últimamente “investigadores de la salubridad”, que no eficaces médicos en el ejercicio del arte del curar.
Resulta entonces la divulgación de polémicas excentricidades, exageraciones y propuestas inconducentes, por lo que aparece la necesidad de contrarrestrar algunos de esos pregonados despropósitos sociales. Recordando una difundida publicidad televisiva de hace años, que fue reemplazada por otra menos “ofensiva” para la izquierda contestaria (muy probablemente como medida de autocensura de sus propios realizadores), y logró ser erradicada del espectro audiovisual. Su letra con acompañamiento musical didáctico muy tiernamente señalaba: “Tengo un conejito/ Lindo y juguetón/ Es todo blanquito/ Como pompa de jabón”.
Se me ocurrió cuestionar irónicamente el glosario empleado según la crítica progresista de entonces, logrando el siguiente resultado: “Tengo”, categoría de apropiación capitalista. “Un conejito”, ser viviente tomado como mascota. “Lindo”, concepto discriminatorio de otros y de género. “Juguetón”, enajenación burguesa. “Blanquito”, racista y descalificador de otros colores. “Pompa de jabón”, evocación de frágil e inestable burbuja y de perversa connotación antisemita. Atendiendo a este tipo de razonamientos, ya no sería posible ni hablar en castellano (español como se prefiere señalar en los traductores cibernéticos). Ciertamente opresión contracultural manifiesta de los colectivos libertarios.