Sr. Director:

El periodismo es información y esencialmente crítico en sus genes. Ejerce la crítica y la desea, porque la uniformidad de pensamiento sólo es propia de totalitarismos. El periodismo se basa en la profesionalidad, en no casarse con nadie, ni siquiera con un Gobierno que riega con millones.

Si “los Pablos” -Iglesias y Echenique - pretenden amordazar y asustar, me remito a sus reacciones de hace unos días para que caigan en la cuenta de que se han equivocado. Critico a los líderes de Podemos, y también a un periodismo que, inmerso en incertidumbres laborales, puede claudicar, renunciando a una profesionalidad que siempre tiene, y tendrá, una buena dosis de valentía y de ética.

Es muy tentador -más ahora- silenciar lo que incomoda a los poderes de cualquier tipo, limitarse a la “actualidad manda” cuando en realidad es lo que se nos quiere imponer desde gabinetes de comunicación de partidos políticos o instituciones. Hay que distinguir lo que es información de lo que es opinión.

Criticar no es ofender ni humillar. También es útil recordar que no ofende quien quiere sino quien puede. Y que el periodista se equivoca, como todo ser humano, y debe rectificar cuando tiene nuevos datos. Así mismo, el periodismo necesita transparencia, y en nuestra sociedad hay mucha opacidad, por no calificarla como ocultamiento de datos, como venimos comprobando en la crisis sanitaria a causa del Covid-19.