Sr. Director:

El 15 se celebró la festividad de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma a los cielos, y nuestra mirada se dirige con plena confianza, porque nuestra Madre siempre nos protegerá. En España hay innumerables advocaciones que se dirige a Ella: El Pilar, Monserrat, Macarena, Angustias, Covadonga, del Cristal, etc. Imposible de enumerarlas todas.

Cada metro de España está protegido por esta excelsa Capitana. Es cierto que Satanás ha desatado un furioso ataque para destruir el Reino de Dios en el mundo, pero este pobre diablo, cuando ve a la Santísima Virgen, huye como “alma que lleva el diablo”. Por tanto es necesario permanecer cubiertos con el manto de nuestra Madre, y si queremos ser verdaderamente libres, consagrémonos como esclavos suyos, con la seguridad de que Satanás no podrá apartarnos de nuestra fe, que es seguridad, certeza.

Esta batalla está próximo a terminar, esta excelsa Capitana con su ejército de hijos fieles, y del pueblo llano, poseedor de la verdadera Sabiduría, es invencible y significa que como ocurrió al principio, Dios escogió a la Santísima Virgen, por medio de la cual nos envió a su Divino Hijo, y eso mismo ocurrirá antes de que vuelva Cristo a juzgar al mundo en su segunda venida; dijo la Santísima Virgen: “Por fin mi inmaculado corazón triunfará”. Y ese es el preludio que indica la proximidad de lo anunciado. De pesimismo nada de nada; este pobre diablo no podrá apartarnos de nuestra fe y nuestro amor en Cristo Jesús, Hijo de Dios y de María, el Único Salvador que da sentido a la vida humana y que nos lleva a la Vida Eterna.