Sr. Director:

La finalidad esencial de un idioma es la comunicación; por eso las personas de diferentes lenguas, pero con una común, utilizan ésta para entenderse. 

Además del castellano o español, «lengua española oficial del Estado» que «Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla», en España contamos con comunidades que gozan de lengua propia: un patrimonio cultural «objeto de especial respeto y protección» (art. 3 CE).

El problema surge cuando éstas se enarbolan como instrumento de división, discriminación y hasta persecución respecto a quienes no las usan ni tienen tal obligación; una torpe actitud de enfrentamiento cada vez más característica de los nacionalistas de cualquier signo. Pero si hay algo evidente es que quienes eluden libremente el uso del español para comunicarse en abierto con los demás españoles, no sólo incurren en una grosera falta de educación, sino que claramente no buscan que les entendamos. Mas entonces, ¿por qué traducirles?

Lo más coherente es ignorar a quienes pudiendo usar el castellano no lo hacen. Y dejar de perder tiempo, dinero e interés en lo que digan quienes, al actuar así, también perjudican seriamente a sus lenguas, haciéndolas injusta e innecesariamente antipáticas para el resto de españoles.