Sr. Director: Se mire como se mire, la ministra de Sanidad ha sido imprudente en su declaraciones sobre el aumento del copago farmacéutico, hablando de planes, estudios y negando todo en una red social. No me sirve de explicación que se pueda tratar de un "globo-sonda", a ver cómo reacciona la sociedad española. Una persona que está al frente de un ministerio debe estudiar las cuestiones, con rigor, y no alarmar previamente, precisamente a un sector tan sensible como los pensionistas. Le ha puesto en bandeja al PSOE la oposición política, enarbolando la bandera de evitar el copago, no subirlo e, incluso, suprimirlo. En esta ocasión el portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Antonio Hernando, ha acertado en sus críticas. La ministra ha de pensar que un pensionista con 18.000 euros suele pagar en la Declaración de la Renta anualmente y que muchos pensionistas están ayudando a hijos o hijas, porque están parados y no pueden hacer frente a los gastos del hogar. El sacrificio silencioso –y gustoso– de muchos pensionistas ha de tenerse muy presente. Un pensionista cobra en función de derechos que ha adquirido durante décadas. En mi caso he estado 48 años cotizando al máximo según categoría. Cualquier cambio ha de estudiarse con sumo cuidado, con tiralíneas. Si hay que aplicar el bisturí en algún caso, debe estudiarse con gran cautela, sosiego, y no como ocurrencia a los dos meses de ser ministra. Xus D.