Sr. Director:
La tutela de los derechos humanos no se puede lograr sin una educación, sin una cierta cultura, sin una cierta historia que se construye lentamente. Pensar que se puede implantar una democracia sin tener en cuenta, en este caso, la cultura de un país tribal y de mayoría musulmana es una ingenuidad.
Como también es una ingenuidad o una presunción pensar que los españoles estamos reconciliados definitivamente con nuestra historia. El retorno del fantasma de una guerra civil, finalizada hace más de 80 años, pone en evidencia que heridas que parecían cerradas se han reabierto. Ciertamente, por la actitud irresponsable de algunos, pero que eso pueda ser rentable, al menos políticamente, muestra hasta qué punto hay una tarea abierta para que nuestra unidad nacional sea sólida. Lo estamos viviendo con las manifestaciones de unos y los comentarios de otros.