Sr. Director:
Es evidente que el presidente del Gobierno no tiene suerte con sus amanuenses, ni con sus correctores. Ya en su presunta tesis, cuya autoría ha sido cuestionada, por lo tanto, invalidada, cometía evidentes errores y claras erratas en algo tan fundamental como es el plagio de lo que se deriva la estructuración lingüística de algunos de sus páginas. En el reciente libro de cuya autoría total se duda, comete equivocaciones fruto de la ligereza o del desconocimiento más elementa de la Literatura, como es confundir a San Juan de la Cruz con Fray Luis de León, cumbre de la lírica española pero no de la mística.
Fray Luis de león es ciertamente un lírico excepcional, pero no un místico. Fray Luis de León tiene obras memorables de teología bíblica como Los Nombre de Cristo, pero no tiene ningún tratado de mística como San Juan de la Cruz. Cántico Espiritual, Llama de amor viva Subida al Monte Carmelo, Noche Oscura del Alma. Junto con Santa Teresa de Jesús, los santos carmelitas suponen la cima de la mística experimental, una de las grandes aportaciones de España a la cultura religiosa mundial. Fray Luis de León es la Figura más más representativa del renacimiento español. Su obra en prosa está escrita en latín especialmente los tratados teológicos y comentarios bíblicos. En poesías, sus odas, adquieren un valor formal y emocional difícil de superar.
Qué se puede esperar de un gobierno, cuyo presidente confunde a San Juan de la Cruz con Fray Luis de León, tan grandes, pero tan diferentes- dos cimas de la lírica mundial. No es de extrañar que este gobierno sienta especial animadversión y desprecio hacia la gran cultura católica española. Un gobierno que en sus leyes educativas está obsesionado por ignorar y despreciar lo que ha constituido históricamente la esencia vertebradora de España como gran nación, el catolicismo. Marginado y atacando la clase de religión. Un gobierno que aún sigue inspirado en los tópicos más falsos y sectarios de la leyenda negra.