Sr. Director:
Creo que es fácil de entender. En el estado laico Dios no existe, ni tan siquiera se le nombra. Es el estado el que dicta las leyes, el es el poseedor del bien y del mal, de lo verdadero, el representa la libertad y sus leyes son de obligado cumplimiento. Sin juzgar a nadie, no acabo de comprender como todavía hay personas que invocan la democracia, cuando vemos a la gravísima situación en la que estamos sumergidos. Se acaba de aprobar la eutanasia que no es nada que un suma y sigue de la multitud de leyes perversas que se han promulgado. Pero eso no es pecado, es la norma que dicta el estado laico. Claro, si han eliminado a Dios también han eliminado sus Mandamientos, por tanto normalidad democrática. Pero lo alarmante es la velocidad con que se expande este sistema inmoral y perverso sobre todo en las naciones de mayoría cristiana. Se pone de manifiesto que esta era se termina, pues el mundo atraviesa por una situación insoportable. Pero se acerca una nueva era espiritual, como así lo atestiguan una multitud de organizaciones capitaneadas por la Santísima Virgen, que aplastará la cabeza de la serpiente infernal. Por tanto no hay lugar para el desanimo que es lo que trata de imponer Satanás, sabe que le queda poco tiempo y ataca con furor capitaneando a sus esbirros que están también dentro de la Iglesia Católica. Alcemos la cabeza, se acerca nuestra liberación.