Sr. Director:
En los evangelios canónicos Jesucristo- Dios y hombre verdadero- aparece como Mensajero del Reino y como sanador del alma y del cuerpo: sana a los hombres y a las mujeres de sus males espirituales (pecados) y de las físicas (enfermedades). Pero para el hombre postmoderno nihilista y relativista que no pude vivir sin la religión pues siempre la está atacando, como para los escribas del tiempo de Jesús, que eran tan religiosos que lo atacaban como blasfemo porque perdonaba los pecados, privilegio absoluto de Dios, y endemoniado porque curaba en Sábado, las curaciones milagrosos se dan, pero las consideran imposibles.
El hombre postmoderno está tan alienado por Marx y Freud y corifeos, que piensa que eso del pecado-aunque viva en él, es una neurosis y un opio inventado por los curas para someter a los infelices que los creen. La confesión de los pecados no se debe hacer en el confesionario sino en sillón-sofá del psiquiatra-psicólogo, quien con sus palabras y fármacos anti-todo, devolverán al paciente el equilibrio emocional perdido. Lo que no suele suceder. En el primer y fundamental Evangelio de San Marcos, se lee un relato, que plantea esta problemática de forma muy clara: la curación espiritual y corporal de un paralítico. A quien perdonó los pecados con evidente escándalo de los fariseos, quienes lo tildaron de blasfemo. Pero Jesús se enfrentó a ellos y demostró su poder diciendo al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” y ademas añadió: “ A ti te lo digo levántate toma tu camilla y vete a tu casa”. San Marcos que relata estas dos curaciones escribe: “ Y se puso en pie, tomó su camilla y se fue a la vista de todos, de modo que todos están fuera de sí, dan gloria a Dios y dicen “ jamás vimos cosa parecida”. Con lo que se prueba que la Soberanía de Jesús, Hijo del hombre, se imponen a pesar de las resistencias que oponen, los que la rechazan, los que la niegan, los que la persiguen como sucedió entonces y sucede hoy. Pero los milagros de conversión espiritual y sanación corporal están de plena actualidad como lo confirman las canonizaciones de los santos.