Susana Díaz llegó al gobierno prometiendo tolerancia cero con la corrupción.
Pero ni ha colaborado de forma adecuada con la justicia ni ha obligado a que se retirasen del escaño sus predecesores, Chaves y Griñán, que están imputados.
Tras las elecciones ningún partido de los que van a estar presentes en el parlamento andaluz debería facilitar su investidura si no se alcanza un compromiso claro y eficaz de que el nuevo Gobierno va a ser contundente con la corrupción.
Más, si tenemos en cuenta lo que ha pasado a Izquierda Unida, mantener a los clientes suele traer problemas a quienes bajan sus exigencias por mantenerles. Aprendan en cabeza ajena.
Pedro García