Sr. Director:

 

He perdido dos hijos y a mi esposa, con 85 años cumplidos le digo al Señor ¿para qué me quieres aquí? Y este es el dilema, hacer la voluntad de Dios, no la mía. Entiendo que puede ser

la defensa de la Divina Eucaristía. He participado durante 50 años a la Adoración Nocturna, gracia que me concedió el Señor sin ningún mérito por mi parte. He visto y sufrido viendo la desacralización de la Divina Eucaristía; por la década 60-70 del siglo pasado, el Cardenal Tarancón decía: Ya somos adultos en la fe, la comida en la boca se le da a los niños. Quería implantar y no sólo él, la comunión en la mano, no porque lo pidieran los fieles, sino por que lo querían los Prelados, no todos, por supuesto. Y consiguieron contra viento y marea que más de los dos tercios de los prelados, condición que pedía el Vaticano para poder aprobar como “privilegio” aquella comunión sacrílega que se estaba practicando sin ninguna autorización de la comunión en la mano. Por fin, esta sacrílega petición triunfó, y se concedió a España la comunión en la mano, contra la norma del Magisterio que confirmaba y pedía que se cumpliera la norma vigente de comulgar de rodillas y en la boca. Las consecuencias han sido catastróficas, no solamente en el ámbito religioso, también en la sociedad, ¿Cuántas leyes se han promulgado a partir de esta autorización en las naciones cristianas?

Divorcio, aborto, matrimonio homosexual, cambio de sexo y un sinfín de leyes perversas que han desquiciado por completo la sociedad. Y ¿Por qué se están produciendo tantos ataques sacrílegos contra la Divina Eucaristía en todo el mundo? Se ha perdido el sentido de lo sagrado que se ha diluido como un azucarillo en un vaso de agua, tanto han humanizado a Cristo, como un líder carismático, defensor de los pobres y servidor, que poco o nada queda de su Divinidad. Y así vemos como personas de comunión diaria y fieles en general, la mayoría entra en la Iglesia y aún con el Santísimo expuesto, se sientan como si asistiesen a un espectáculo esperando que comenzase. Deprimente y doloroso, y ya no veamos lo que sucede al dar la comunión; cuando veo en la TV la transmisión del Santo Sacrificio de la Misa, al llegar el momento de dar la comunión apago la TV, no quiero sufrir ni ofender más a Dios que ya esta muy ofendido. Y en muchos lugares celebran misas que mas parecen un guateque, venga guitarreo y canciones ramplonas. Sin duda la causa de esta dramática situación es motivada por la desacralización de la Divina Eucaristía, que ha dejado indefensa en muchos lugares a la Iglesia y el campo abierto a Satanás Pero también hay muchos obispos y clero santos, que son el resto sobre el cual en Occidente volverá a florecer la Iglesia Católica.  Este es el fruto de la humanización de lo sagrado, la pérdida de la fe, han convertido a la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en un desierto espiritual. Pero les queda poco tiempo, se acerca, ya ha comenzado, una era de una espiritualidad como nunca ha existido.