Sr. Director:
El Vaticano ha dado a conocer un acuerdo provisional entre la Santa Sede y la República Popular China sobre el nombramiento de obispos, que permitirá a los fieles tener obispos en comunión con Roma y, al mismo tiempo, que sean reconocidos por las autoridades chinas. Por muy gastado que nos pueda parecer el calificativo, estamos, sin duda, ante un acuerdo histórico, entre dos Estados sin relaciones diplomáticas oficiales desde 1951.
Ha sido un acuerdo gestado en tiempos discretos y pacientes, de recíproco y progresivo acercamiento. De hecho, sería imposible entender este hito en el camino recorrido, sin atender por ejemplo a la “Carta a los católicos chinos”, que el papa Benedicto XVI publicó en 2007. El empeño del Papa Francisco en esta ingente tarea ha sido de igual modo decisivo. Se trata ahora, como ha afirmado el Cardenal Parolín, Secretario de Estado de la Santa Sede, de un acuerdo para ayudar a las iglesias locales a tener mayor libertad.