Sr. Director:
Somos los españoles sufridores de los descabellados comportamientos de unos políticos fuera de lo común, basados en la descalificación y atosigamiento a cuantos difieran de sus ideas inverosímiles. Basan sus actuaciones en la persecución del adversario, la manipulación de sus ideas y establecimiento de una base ideológica social contraria a los deseos y costumbres de los ciudadanos.
Padecemos una izquierda retrógrada y nociva, incapaz de ofertar nada positivo a la sociedad; solamente saben manifestar y magnificar aquello que no llegó a conseguir su oponente, haciéndolo reprobable y ofreciendo soluciones imposibles. Su mayor aptitud radica en el insulto al rival, el menosprecio a sus ideas y el agravio en cualquier materia. Las palabras “facha” y “fascista” son sus armas de ataque más contundentes, a falta de argumentos coherentes capaces de convencer al pueblo frente a aquellos. Su incapacidad para defender lo nuestro es evidente; le importa “tres pepinos” nuestro país y sus habitantes, solamente les importa el poder, ocupar La Moncloa y servirse de los privilegios que el estado les otorga. ¡Qué lejos de aquellos sentimientos de Manuel Azaña!: “Os permito, tolero y admito que no os importe la República, pero no que no os importe España”. A la izquierda actual no le importamos ni España ni los españoles, solamente quieren buscar cuantos recovecos dialécticos puedan para embaucar a los votantes.