Cartas al director
Una Nación que se ultraja a sí misma, merece desparecer
Sr. Director:
Me llegó un comentario de un amigo, en el que incluía esta frase que me hizo reflexionar. Todo ello con relación a las famosas pitadas en la Final de Fútbol de la Copa del Rey, cuando en esta circunstancia coinciden dos aficiones, irrespetuosas, maleducadas, y que se creen que no son españoles.
Y lo son desde hace muchos siglos. Exactamente desde que se formó España como Nación.
¿Para que juegan entonces sus equipos la mencionada competición? ¿Por qué asisten a la Final? Debían estar cabreados con sus equipos y pitarles a ellos por participar. Eso sería ser consecuentes con sus ideas, si no quieren a España y por tanto desprecian sus símbolos.
He dejado pasar un tiempo desde entonces madurando la idea. Que doy por cierta, ya que no solo nos ultrajamos en un tema como en el anterior, sino en otros de otro signo pero con el mismo significado. ¿Y cómo nos ultrajamos?, pues no defendiendo aquello que somos y que es la base de nuestra identidad como Nación.
Nos ultrajamos, cuando permitimos que un Presidente del Gobierno de la Nación, dice que el concepto de Nación es discutido y discutible; lo que demuestra que no tiene ni idea de dicho concepto, y permitimos que nos siga Gobernando. Las consecuencias: Deja a la Nación enfrentada unos a otros, crea divisiones y odios, y termina por dejarla arruinada. Y luego se le premia con un sillón en el Consejo de Estado, de la Nación que él ha puesto en cuestión.
Nos ultrajamos, cuando sabiendo lo que puede y va a pasar, ofender el Himno de la Nación, ofender al Rey, y ofender a todos los españoles; no se toman las medidas para que no pase, ni vuelva a pasar. No tienen que ser jurídicas. Simplemente deportivas. Hoy día la autoridad deportiva cierra un Estadio, por el simple hecho de que algún energúmeno insulte o simplemente se meta con un jugador de distinta raza. Pero ya vemos que si es con el Rey, la Bandera o el Himno aquí no pasa nada. Ni se suspende el partido, ni se cierra el estadio, ni se prohíbe a esas aficiones asistir al futbol durante una temporada, o los Clubs implicados, que no participen en la Copa del Rey…..O hacer dimitir al Presidente de la Federación Española de Futbol. O que el Rey abandone el Estadio.
Nos ultrajamos cada vez que no se aplica la Constitución en todo su valor:
Art. 21.2 En los casos de reuniones en lugares de transito públicos y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.
¿Cuantas veces no se han prohibido manifestaciones que se sabía acabarían en desordenes públicos, quema de contenedores, asalto a entidades bancarias….?
Nos ultrajamos cuando acabamos de facto con la presunción de Inocencia, cuando se conculca la ley de protección de datos, cuando no exigimos la imparcialidad Judicial y dejamos que se presione a la justicia de muy diversas maneras.
Nos ultrajamos en fin cuando dejamos que nos ultrajen, nos calumnien, nos difamen, nos amenacen, atenten contra nuestras tradiciones y creencias para imponer la suyas….
Nos ultrajamos cuando no se ejerce la autoridad que de las leyes y la Constitución emanan; y no se interviene una Autonomía que ha entrado en desacato, sedición, e incumplimiento de las leyes. Y si se dice que el estatuto les permite eso, entonces el Parlamento le puede retirar la aprobación que en su día se le dio. Si no se tiene la fortaleza para hacerlo, nos ultrajamos.
Y así poco a poco, con pequeñas cosas, con cesiones o con concesiones que parecen no tener importancia; en aras de una aparente convivencia pacífica, o de una libertad de expresión, que no es sino carta blanca para el libertinaje, llegaremos a que la máxima se haga realidad:
Una Nación que se ultraja a sí misma, merece desaparecer.
J. R. Pablos
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