Sr. Director: Con la trama Gürtel, el caso de los ERE, el 3%, etc., comprobamos que por desgracia la práctica de utilizar la adjudicación de contratos públicos para financiar partidos, a través de comisiones, ha sido extendida durante mucho tiempo. Lo mismo que el uso de dinero público para mantener redes clientelares. Afortunadamente hemos ganado en sensibilidad ética y jurídica, y ahora se reconoce con más claridad la injusticia que encierran estas conductas. La corrupción ha sido y es posible como una extrema expresión de la partitocracia, que en lugar de servir a la sociedad se aprovecha de ella. El Código Penal tipifica la financiación ilegal como delito desde 2015. Habrá que desarrollar todos los mecanismos necesarios para combatirla. Sobre todo, habrá que abrir los partidos a la sociedad. Y tanto el PP como el PSOE tendrán que pedir perdón con sinceridad. Hay mucha renovación pendiente, pero no tiene sentido usar la corrupción como coartada para justificar unas terceras elecciones. Pedro García