Sr. Director:
¿Por qué me han preguntado en diversas ocasiones, si soy sacerdote? No soy nada más que una persona como las demás, pecador, vulnerable y frágil. Cuando comenzó el Sistema político y la Nueva Iglesia, un sacerdote decía que ahora que somos democráticos ¿Por qué no íbamos rezando el Rosario por la calle? Además, con la nueva Iglesia, desaparecieron casi totalmente las sotanas y hábitos religiosos, con lo cual desaparecieron de la sociedad aquellos signos que aquellas personas estaban consagradas a Dios, con lo cual, conscientes o no, se plegaron a lo que los enemigos pretendían, que desapareciesen de la sociedad los signos religiosos.
Yo, pobre y miserable pecador con la Gracia de Dios y venciendo el respeto humano, comencé a rezar el rosario por la calle, y siempre llevo en la solapa una imagen del Cristo de la Divina Misericordia y otra de la Virgen de Fátima, pues, aunque parezca sorprendente, nadie se mete conmigo, hay personas que me piden oraciones, otras me felicitan y otras me preguntan si soy sacerdote. Soy consciente de ser un privilegiado, y que Dios se quiera servir de mí, miserable pecador. Con estas líneas lo que quiero significar es que Dios se quiere servir de nosotros para ser sus testigos, contando por supuesto con su Divina Gracia, y nos daremos cuenta de que muchas personas quieren ver signos religiosos que los recuerden a Dios. Eso decía el doctor santanderino Dr. Morales, psiquiatra, que la gente tiene hambre de Dios.