Sr. Director:

Gracias a la cobarde inhibición de muchos que aún tienen que agradecerle tanto, esas otras almas oscuras a las que la mera visión de la gran Cruz les resulta insufrible están cada vez más cerca de convertir el Valle en un tétrico parque temático donde ni los muertos podrán descansar en Paz. Tras haber exhumado los huesos del general que les venció, ahora dirigen sus macabras actuaciones contra aquel joven abogado que fuera líder y guía de millares de españoles que inmolaron sus vidas en defensa de una España condenada a muerte por el Frente Popular y el comunismo internacional. 

No les bastó con su cruel fusilamiento hace casi 90 años y siguen sin soportar la frescura literaria de sus palabras, su excelente calidad humana, espiritual e intelectual, y su heroica nobleza y generosidad en el perdón hasta el mismo momento de su muerte. Por eso ahora remueven su descanso eterno alegando que sus restos ocupan «un lugar preeminente»... Y llevan razón. Pero su preeminencia no se debe a la ubicación de su tumba, sino a la superioridad honorífica que alcanzó en la Historia de España y en el corazón y la memoria de muchos españoles con su ejemplo. 

Y seguirá siendo así para cualquiera que se acerque a conocer su truncada obra, por más que se afanen en denigrarle todos esos personajillos que se corroen cuando comparan sus mediocres existencias con la superior biografía de José Antonio.