Sr. Director: La resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el caso de Siria prevé la formación de un gobierno transitorio, encargado de elaborar una nueva constitución que abra paso a unas elecciones libres. El problema es que todo el mundo es consciente de que tales elecciones no serán posibles mientras parte del territorio siga en poder del Estado Islámico y sus simpatizantes. Se supone, además, que para entonces el régimen de Asad y toda la oposición tendrían que ponerse de acuerdo, pero la farsa electoral de la pasada semana constituye un serio aviso de que Asad no está por la labor de dejar el poder en ningún caso. Asad y con él, sus aliados Irán y Rusia, están convencidos de que la alternativa sería un nuevo Estado Islámico, apoyado por Turquía y Arabia Saudita. La guerra sigue, pues, en su laberinto, lo mismo que el drama de las víctimas que buscan asilo en una Europa a la que el Papa no deja de recordar sus raíces como patria de los derechos humanos. Jesús D. Mez