Sr. Director:

Mientras siguen arribando inexistentes avalanchas de (in)migrantes africanos, gracias a un también inexistente efecto llamada (según nuestro inexistente Gobierno), por mucho que España se esfuerce en atenderlos se van colapsando los centros y servicios de acogida de la zona. Como está ocurriendo en Algeciras y otros municipios aledaños; donde asistir al desembarco en sus playas de pateras, está a punto de convertirse en una especie de macabro incentivo turístico. ¿Pero sucede esto en todo aquel territorio? No. Hay un reducto privilegiado, que precisamente da nombre a toda la comarca, que aun gozando de un elevado índice de riqueza debido a sus chanchullos de negocietes y comercios raritos, ni siquiera resulta salpicado por este grave problema. Un reducto elitista que se reivindica como de cultura superior a la española (¡faltaría más!), pero que no muestra disposición en recibir a esas pobres personas, ni es objeto de desembarco alguno de pateras. Algo muy extraño y hasta contraproducente; pues además allí les enseñarían a hablar en inglés; y bien sabemos la de puertas que eso abre hoy en día. Algo verdaderamente extraño...