No, no sólo fue Dani Carvajal quien saludó con desapego al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Fue casi toda la plantilla la que se plantó ante Sánchez porque a la Selección española de Fútbol, como a otros muchos españoles, les molesta Sánchez.

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Dicho esto, que se ha contado mal: Carvajal no se enfrentó a Sánchez, es Sánchez quien se enfrenta a su propia impopularidad. Este Gobierno ha creado una España irrespirable y ahora su presdiente es prisionero de su propia forma de hacer política, consistente en pisar callos... y ¡Gibraltar español!

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