El ruido del Debate sobre el Estado de la Nación ha dejado en un segundo estrado de atención pública las resoluciones del Consejo de Ministros de Economía de la Unión Europea (UE). Ayer el redactor jefe de Hispanidad, Pablo Ferrer, titulaba la conclusión de los ministros de Economía de los europeos de esta guisa: se acabó la fiesta.
Y es que mientras en Madrid, Pedro Sánchez asegura que la deuda pública española se está llevando con una gran ortodoxia y su proceso de reducción cumple con lo previsto (fíjense: tan sólo estamos en el 114% de deuda sobre PIB), el Ecofin ya habla de que habrá que reducir el gasto público, antes de que se pueda entrar en quiebra por el impago de la deuda.
Vamos directamente hacia una crisis económica que exigirá reducir el peso del Estado o que nos llevará a la quiebra. Pues bien, dice el Gobierno que no, lo que hay que hacer es repartir más subvenciones y en lugar de reducir gasto público aumenta los impuestos. Justo lo que no hay que hacer.
Ahora mismo, la crisis económica exige reducir subvenciones, reducir el Estado y reducir impuestos. Por ahora, Nadia Calviño hace justamente lo contrario.