Informa la prestigiosa revista digital Bichos del Campo: Europa libera las llamadas áreas de conservación. En efecto, cuando hay hambre, el medio ambiente importa menos. Y esto es una muestra más de que el talibanismo verde de Teresa Ribera y otros sanchistas se queda solo en Europa.
Noticia que complementa con otro aportación, también de Bichos: la entrevista con el ministro brasileño de Agricultura, Marcos Montes, quien descubre que acusan a Brasil de atentar contra el medio ambiente... sólo porque produce más alimentos y a mejor precio que Europa.
Acabáramos. Resulta que los ecologistas no sólo son esos románticos que han personificado una cosa (al planeta) sino que, encima, son unos caraduras que pretenden mantener el mayor nivel de vida europeo o norteamericano, tan dañino para el Tercer Mundo, produciendo menos y ganando más. A fin de cuentas, en eso consisten las normativas occidentales en materia agrícola. Por ejemplo, la política agraria común (PAC), que tanta hambre provoca en el mundo pobre.
Y por cierto, hoy no toca hablar de energía nuclear. Pero sería más de lo mismo.
Primero salvar al hombre, luego salvar al planeta. No, no es lo mismo y debe hacerse por ese orden.
Todo ello subordinado a una verdad superior a las anteriores. Este planeta da para alimentar, no a esta humanidad, sino a varias decenas de humanidades como esta.