Unicef se ha sumado al aquelarre: los niños mueren por culpa de los negacionistas. Los medios repiten que los movimientos antivacunas han sembrado la ignorancia, el error y el horror con su oposición a la vacuna Covid y claro, ahora los pobres niños mueren porque no se vacunan ni contra el sarampión.
Es un argumento perfecto sólo que falso, como todo aquel silogismo que parte de una premisa falsa. Aclaración: el mundo no desconfía de las vacunas Covid: desconfía del Covid, en su totalidad manifiesta. Y no porque sean negacionistas. Lo cierto es que nadie niega la existencia del virus del coronavirus (sería absurdo) lo que niegan es que las interpretaciones del poder sean ciertas y que la esclavitud a la que los gobiernos han sometido a los ciudadanos con la excusa de la pandemia fuera necesaria.
Es decir, la genial distinción de Juan Manuel de Prada entre negacionistas y tragacionistas.
Es Unicef la que provoca muertos entre los niños aún no nacidos, porque se dedica, en cualquier zona de conflicto, a repartir abortivos, seguro que con el higiénico objetivo de tener menos niños que cuidar y así cuidarlos mejor
Negacionista sólo es aquel que sospecha de la fementida versión oficial porque lo cierto es que seguimos sin saber nada del virus y porque nos han presionado, mentido y violentado demasiado con la excusa del puñetero virus.
Y no me extraña que sospechen de las vacunas, porque no es muy normal que la susodicha vacuna se haya conseguido en pocos meses mientras continúan sin informarnos sobre el origen del virus y sobre por qué los gobiernos han sido tan extraordinariamente mentirosos. Mismamente, Pedro Sánchez, quien insiste en que sus medidas contra el Covid resultaron un éxito cuando lo cierto es que España fue el país con más muertos por habitante de Europa y el segundo del mundo, tras Perú. Eso, claro -otra mentira de Sánchez-, si nos comparamos con países comparables y no con el Vaticano o San Marino.
Así que entre tanta mentiras y tanto presumir de evidencias científicas cuando seguimos sin la menor idea de lo que está ocurriendo ni del origen del virus... pues lo cierto es que la gente ya no se fía del poder. No son negacionistas del Covid, no niegan el Covid. Son desconfiados, porque allí donde han podido comprobar si el poder nos mentía... resulta que el poder nos mentía como un bellaco.
Y no son los negacionistas quienes provocan muertes de niños indefensos por no vacunarlos, como denuncia Unicef. Más bien es Unicef quien provoca muertos ente los niños aún no nacidos, porque se dedica en cualquier zona de conflicto o donde reine la miseria, a repartir abortivos, quizás con el higiénico objetivo de tener menos niños que cuidar y así cuidarlos mejor.
La OMS es peor que Unicef. Acaba de amenazar a las naciones del mundo con retirarles su apoyo si no legalizan el aborto... ¡hasta el mismísimo momento del nacimiento! Pero los niños están en peligro por culpa de los negacionistas Covid
La Organización Mundial de la salud (OMS) es peor que Unicef. Acaba de amenazar a las naciones del mundo con retirarles su apoyo si no legalizan el aborto... ¡hasta el mismísimo momento del nacimiento! Pero los niños están en peligro por culpa de los negacionistas Covid, culpables de que la gente no se vacune contra el sarampión... hay que ser retorcidos, miserables y malnacidos.
La actual campaña televisiva para informarnos de que los niños mueren porque no se vacunan y no se vacunan porque los negacionistas han sembrado la duda sólo tiene una parte de verdad: los negacionistas, en verdad han sembrado la duda... y han hecho bien en hacerlo. Demasiadas preguntas continuan sin respuesta, pero la esclavitud creada por el poder sobe la humanidad con la excusa del covid... eso es una realidad inequívoca.