Se ha constituido el Parlamento Europeo y la mayor verdulera del continente, la española Irene Montero, se ha 'presentado a presidenta'. Ha sacado una porción mínima de votos pero su actitud, como siempre majadera y un tanto delirante ("feminismo y antifascismo"), ha servido para demostrar que, en la Unión Europea de 2024, tras las elecciones del 9 de junio, una Europa para cinco años aterradores, el comunismo ha sido normalizado y blanqueado. Blanqueado y normalizado en la Europa cristiana, mismamente cuando se cumplen 35 años desde que la Madre de Dios, teniendo como instrumento a San Juan Pablo II, provocara la caída del Muro de Berlín y el final de los soviets.

Mientras se inicia la siguiente legislatura en el Europarlamento, nos topamos con la degeneración de la democracia cristiana de postguerra, la fuerza que construyó la UE, personificada en ese ser nefasto llamado Ursula von der Leyen, reelegida como presidenta de la Comisión Europea. 

Esta 'canciller', menuda pero con muy mala leche, ha consagrado en Europa, como el socialista Sánchez en España, el espantajo ultraderechista, y blanqueado a los comunistas con los que gobierna, y ahora asegura que ninguno de sus comisarios viajará a Hungría, sólo para fastidiar a Víctor Orban, líder cristiano, a pesar de que Hungría ostenta la Presidencia de turno de la Unión Europea. Un gesto sin precedentes en Europa y que demuestra en qué ha terminado la democracia cristiana de los Schuman, Monet, Adenauer y Gasperi. 

La cuestión de fondo es que la Europa nacida del cristianismo, la Europa de 2024, odia a Cristo. ¿Lo mejor? Rezar. No lo duden: en la Europa de hoy, la oración se ha convertido en un acto político. Y como siempre, en un acto omnipotente... porque la oración siempre es omnipotente

Hoy, resulta que cualquier líder cristiano es calificado y clasificado como ultra o fascista y, de este modo, anulado por atentar contra los valores europeos… ¡que son valores cristianos! porque Europa nació del cristianismo. 

En definitiva, la degeneración de la democracia cristiana de la postguerra se llama Ursula von der Leyen y la gran mentira de la Europa actual es esta: vuelve el fascismo... cuando el problema es que hemos normalizado el comunismo. 

La cuestión de fondo es que la Europa nacida del cristianismo, la Europa de 2024, odia a Cristo. ¿Lo mejor? Rezar. No lo duden: en la Europa de hoy, la oración se ha convertido en un acto político. Y como siempre, en un acto omnipotente... porque la oración siempre es omnipotente. Puede hasta con la alianza cristófoba de democristianos europeos (Ursula von der Leyen) y de los socio-comunistas de ánimo totalitario, del tipo Pedro Sánchez e Irene Montero.