9 de mayo, Día de Europa. Empecemos por el final: la UE será cristiana o no será. Así de simple. Robert Schuman, el fundador de la Unión Europea, un estadista de los que ya no quedan, tenía claro que Francia y Alemania y otros países cristianos de Europa no podían seguir escribiendo sus vidas con sangre, en continuas reyertas, porque las dos guerras mundiales fueron globales pero sobre todo, europeas, especialmente entre Francia y Alemania. 
Pues bien, Schuman pretendía forjar una unidad supranacional para, de esa forma, forjar un sólo Estado, a partir de intereses comunes, porque nadie puede batallar contra sí mismo. Se hizo Europa para evitar guerras en Europa pero sobre un basamento cristiano... porque los países originarios eran seis, con seis idiomas distintos, diversos en todo y con sólo un factor de unidad: su fe cristiana.

¿Valores europeos? ¿No serán el derecho al aborto, la ideología de género, el apocalipsis climático, el animalismo o la negación de la propiedad privada? ¿Son valores o contra-valores?

Ahora bien, en 2023 nos encontramos con una Europa muy distinta a la de 1950. No sólo descristianizada sino, además, haciendo alarde del derecho al aborto, la ideología de género, el apocalipsis climático, el animalismo o la negación de la propiedad privada. 

Y todo ello ha tenido un reflejo en la entrega de los Premios Carlos V, presidido por su Majestad el Rey Felipe  VI, quien ha hablado de valores europeos sin derecho internacional, sin caer en la cuenta de que a lo mejor estaba refiriéndose a una serie de contra-valores. Mismamente, contravalores defendidos por uno de los galardonados con el Premio Europa Carlos V, el actual secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.