Viernes 22 de abril, Día de la Tierra... día de la chifladura ecológica. 

Reportaje en Greenpeace. La cosa empieza bien: el locutor, muy comprometido, habla de, ojo al dato, "los crímenes que perturban la biodiversidad, como la reforestación". Pues mire usted, no: crimen es matar a un ser humano, no al planeta.

Empieza la entrevista con una muy comprometida 'miembra' de Greenpeace, sacerdotisa del credo verde, quien nos insta a producir menos y a consumir menos, como único remedio para salvar al planeta. En otras palabras, que nos envía a la caverna. Moriremos todos pero el planeta sobrevivirá. El final lógico del ecologismo es el suicidio colectivo, Mejor, global. 

La chica de Greenpeace nos propone dar un cambio dramático a nuestro consumo: reducir la producción y reducir el consumo. O sea, volver a la caverna. 

A fin de cuentas, el culpable es el hombre. 

Moriremos todos pero el planeta sobrevivirá. El final lógico del ecologismo es el suicidio colectivo. Mejor, global

Y la despedida tampoco tiene desperdicio: la comprometida reportera se despide de la comprometida voluntaria de la paz verde con estas palabras: "Gracias por evitar que el mundo se acabe". Sin comentarios.