Nos preguntábamos en Hispanidad: Nacho Cano, ¿inocente o culpable? Eso es lo de menos. Lo importante es que sirva para amedrentar al empleador… y para distraer la atención, empitonando a un famoso. Que los becarios, supuestamente víctimas del malvado productor musical, se querellen contra la policía, es muy significativo. Claro que el comisario al mando es Alberto Cabra, el mismo que ordenó a los antidisturbios cargar contra los ancianos en Ferraz.
Vayamos un paso más allá y traigamos a la actualidad el cierre del restaurante de 'La Bardemcilla' de la familia Bardem, un clan poco sospechoso de pertenecer a la fachosfera, por decirlo así.
¿Nacho Cano incumpliendo derechos laborales en su musical? NO, los Bardem, que despidieron a 11 trabajadores humildes de la hostelería sin indemnización porque los millonarios con mansiones en Los Ángeles de 3,3M$ eran insolventes. Circulen, ellos no interesan porque votan PSOE. pic.twitter.com/ACMN7iiurn
— Capitán Bitcoin (@CapitanBitcoin) July 11, 2024
Lo contó en su día la Razón: en 2013, 'La Bardemcilla' presentó concurso de acreedores y la intención, según este diario que recogió declaraciones de los empleados, era despedirles sin cobrar el último mes trabajado y sin el dinero que les correspondía por ley. Al final, sin embargo, gracias al abogado y a la publicación de la noticia en La Razón, los Bardem tuvieron que rectificar y los 11 empleados pudieron cobrar 35 días por año trabajado -menos del máximo que permitía la ley- así como el último mes, aunque con pegas. "Nos encontramos con que sólo nos pagaban la mitad, a algunos ni siquiera eso", relató uno de los afectados. "En un principio nos dijo que nos quedábamos en la calle, que no tenía dinero ni para pagarnos marzo, que no había un euro para las indemnizaciones y que acudiéramos a Fogasa a reclamarlas", afirmó el trabajador.
Mónica Bardém, quien regentaba el local, no acudía a las negociaciones pese a la buena relación que la familia aseguraba haber tenido siempre con los trabajadores. Algunos empleados ponían en duda que las cuentas de los ejercicios de 2010, 2011 y 2012 del restaurante hubieran sido tan ruinosas como quería hacer ver la empresa. Por otra parte, en Chueca comentaba el gremio de la hostelería que para firmar un acuerdo la empresa podría haber exigido una contraprestación: la firma de un documento por parte de los trabajadores para exponer que estaban satisfechos con el acuerdo alcanzado en cuanto a los días por año trabajado o de servicio, con un máximo de 12 mensualidades, y que habían sido tratados con amabilidad, corrección y camaradería.
Nada que ver el de los empleados de los Bardém, con los becarios de Nacho Cano. Nada de nada. Por supuesto, ni la SER ni El País pusieron tanto empeño en el caso como ahora con Nacho Cano. Es el doble rasero al que nos tiene acostumbrada la izquierda y sus terminales mediáticas.