Cuenta José Ángel Gutiérrez en Hispanidad que en La India, ese paraíso Nirvana, dirigido por ese hombre de bien, Narendra Modi, a quien no desearemos que se muera pero sí que se vaya al Cielo cuanto antes, los hindúes, que empiezan a superar a los musulmanes paquistaníes en su persecución de los cristianos, han violado en masa a dos cristianas en plena calle, mientras la policía miraba hacia otro lado.
Esto es mucho más grave que el caso de la manada, utilizado por el feminismo, no para proteger a la juez sino para afianzarse en el poder y promulgar todo tipo de sandeces y barbaridades y muchísimo más grave que el pico de Rubiales.
Pero miren por dónde: sigo esperando la reacción de Irene Montero o la de "nuestras campeonas" futbolistas contra el gobierno indio-hindú de Narendra Modi. ¿Su lucha no era global?
Y es que nuestras feministas sólo combaten al hombre blanco, español y, a ser posible, católico. El resto del machismo mundial les importa una higa. Al parecer, el feminismo sólo es global... a veces. Al parecer, se trata de utilizar a las víctimas sexuales para mantener e incrementar mi propio poder... conseguido con la estupidez del feminismo.
Y luego está cosa más tonta que ha inventado la modernidad el feministo, subsector cronista deportivo o tertuliano político
'Our fight is the global fight' (Nuestra lucha es una lucha global). Al mismo tiempo, nuestras campeonas, las formidables futbolistas, a la vez que grandísimas petardas de nuestra Selección Nacional de fútbol femenino, se convierten en líderes sociales, ¡oh sí! ¿Proteger a Jenny? Lo que estás protegiendo es tu propia cuota de poder, a costa de utilizar a Jenny... ¡oh líder del feminismo!, Irene Montero.
Y luego está lo del feminismo masculino. Porque si lo de las petardas de las futbolistas, cuya peticiones aún no conocemos porque lo único que pretenden es controlar la Federación Española de fútbol tanto femenino como masculino, resulta un ejercicio de vanidad, la actitud de políticos como Miguel Iceta y la que tienenhasta demasiados compañeros periodistas, cronistas deportivos o tertulianos monclovitas, en actitud de 'feministos', es ya de aurora boreal. Recuerden: todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un hombre feminista... el feministo.