Hoy es una de esas fiestas desconocida pero que, sin embargo, tiene un hondo significado y larga tradición: el Dulce Nombre de María.
Lo de dulce está muy bien pero su origen es más recio que dulce. Se refiere a que los cristianos, de Lepanto a Viena, antes de las batallas, invocaban el nombre de María, no pocas veces con el rezo del Santo Rosario.
Por ejemplo, don Juan De Austria aconseja a sus hombres el rezo del Santo Rosario y la invocación del Nombre de María antes de la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), donde se enfrentaba a la mayor escuadra turca, o sea, musulmana, de la época. Y la cosa funcionó.
Algo parecido ocurrió cuando el mayor ejército musulmán de toda la era moderna, se plantó ante Viena capital de sacro imperio, donde se libró la batalla de Kahlenberg, los días 11 y 12 de septiembre de 1683. El apoyo de Polonia y Lituania fue decisivo y allí forjaron su leyenda los Húsares polacos del rey Juan III Sobieski (nombre de la cerveza más bebida en Polonia, por lo que se dice que Sobieski fue, y es, un rey que siempre está muy cerca de su pueblo). También aquí, los cristianos, ya entonces divididos entre católicos y luteranos y abandonados, cómo no, por Luis XIV de Francia, inferiores en número a los moros, se encomendaron al Nombre de María y se aferraron a la tradición de los tercios españoles: el Santo Rosario en la mano izquierda y la espada en la derecha... por el Dulce Nombre de María.
Así fue como el mayor ejército musulmán jamás reunido, el del Gran Visir Kara Mustafá, fue derrotado y tuvo que retirarse de Viena. Desde entonces, no volvió a pasar de los Balcanes.
12 de septiembre, Festividad del Dulce nombre de María. El amor a la Madre de Dios siempre ha sido para cristianos recios. Que lo siga siendo.