Me lo comenta un directivo de una multinacional española presente en indonesia. Se ha tirado allí más de un lustro y vivió en este país, el de mayor población musulmana del mundo, la epidemia COVID de 2020.
Me comenta algo muy simple: durante el encierro, el Gobierno de Yakarta no cerró las mezquitas pero sí ordenó cerrar las iglesias cristianas.
Como en casi todo el orbe católico: a ningún gobierno le costó mucho cerrar las Iglesias, porque incluso en la católica España, la Iglesia cometió el error de cerrar ella misma los templos. Sobre todo, el error de prohibir ella misma las eucaristías públicas, con algunas loables excepciones.
¿Dónde está, pues, el mal? En el Islam, por supuesto, pero me temo que el mal de la pandemia estuvo dentro.. y arriba.