El número de musulmanes se dispara en toda Europa y en España también, desde que aquel desastroso presidente norteamericano, llamado Barack Obama, allá por 2009, desde la Casa Blanca, lanzó la Primavera Árabe, Una idea de chiflados que esparció el terrorismo islámico por todo Occidente.
Se trataba de democratizar el mundo islámico sin percatarse de que Islam y democracia son incompatibles. Pero los progres nunca han sido muy coherentes ni muy inteligentes.
¿Hay que prohibirles la entrada en España a los islámicos? No, pero hay que exigirles dos cosas: que respeten al país de acogida, su religión, y su cultura y a sus costumbres. Y también exigirles reciprocidad.
Centrémonos en nuestro país. El hecho es que en España ya residen 2,4 millones de musulmanes y no se integra ni la décima parte, al decir de los que se dedican a tan duro menester.
Ojo, con excepciones no nos invaden los emigrantes: nos invaden los mahometanos, sujetos de todos los derechos y ningún deber… que odian a un Occidente en el que jamás se integrarán. Este es el problema, que los musulmanes, al revés que, por ejemplo, la inmigración hispana, crea guetos.
Entonces, ¿hay que prohibirles la entrada en España a los islámicos? No, pero hay que exigirles dos cosas: que respeten al país de acogida, su religión, y su cultura y a sus costumbres... y a la mujer española... y también exigirles reciprocidad.
Termómetro de prueba: evitar todo tipo de subvención pública por el hecho de ser musulmán: no, no tienen derecho a ello, los derechos no se exigen
Termómetro de prueba: evitar todo tipo de subvención pública por el hecho de ser musulmán: no, no tienen derecho a ello, los derechos se piden no se exigen y las ayudas son para quienes lo necesitan, no para quienes odian al cristianismo, religión mayoritaria en España.
Sin complejos, por favor.