Las energías renovables son baratas. Esta mentira, mil veces repetidas, por Pedro Sánchez y Teresa Ribera, molesta especialmente cuando España ha sido el país de Europa que más dinero ha gastado en la promoción de las energías renovables... lo que ha encarecido el precio de la luz.

Sí, las primas -subvenciones- a las renovables fueron las que crearon el pavoroso déficit de tarifa que aún seguimos pagando todos los españoles en la factura.

Más mentiras sobre la misma cuestión. La energía verde no es barata. La energía nuclear es mucho más barata, lo que pasa es que cerramos reactores y no investigamos en ella, especialmente en fusión nuclear controlada, que sería la energía definitiva. Y el carbón también es más barato, y abundante (los yacimientos son inagotables), incluso sostenible, porque hemos avanzado mucho en la captura de azufre y CO2. Pero no: el carbón es caro porque le hemos colocado un impuesto, alrededor del cual se ha creado un mercado financiero especulativo, artificial, un impuesto verde.  

En cualquier caso, Pedro Sanchez, con la caradura que le es propia, nos ha soltado otro de sus interminables discursos en la presentación del PERTE renovable. Es decir, de la cosa energética renovable. 

A partir de ahí empiezan los tópicos para envolver el gran embuste de la bonanza de las energías renovables, que son tan importantes. no por sí mismas sino gracias a las subvenciones públicas con las que se han forjado. 

Ejemplo de lugar común falaz: España tiene 8.000 kilómetros de costa. Sí, señor presidente, pero de aguas profundas en cuanto te alejas de la orilla. Por tanto, hay que recurrir a las plataformas flotantes, que resultan onerosas y mucho más caras en España que, por ejemplo, en el Báltico. Más subvenciones públicas con nuestro dinero.

España tiene mucho sol. Sí, campeón, pero las placas solares, donde hemos enterrado cientos de millones y hemos pagado decenas de multas a los fondos especuladores que se han aprovechado de ellas, nos exigen empalmar con la red y eso es muy caro. Además, la solar funciona mientras hay sol.

Lo que nos lleva al imprescindible "almacenamiento eléctrico". Volvemos a solemnizar lo obvio. Señor presidente: cómo que la investigación en baterías representa el gran fracaso de la investigación actual.

¿Y el hidrógeno renovable? Sí, campeonísimo pero si los progres no hubieran asfixiado el progreso tecnológico lógico, que era la fusión nuclear y las baterías sobre energía nuclear, que eran los dos retos científicos en los años ochenta, la energía sí que sería más barata, más sostenible y con suministro asegurado. 

La energía del futuro debería ser la de la fusión nuclear combinada con carbón. ¡Qué horror!, respondería Teresa Ribera, lo que nos informa de que no andamos desencaminados. Y mientras llegamos a controlar esa fusión, debemos seguir con la fisión nuclear, sobre todo en reactores de nueva generación 3-R y 4. 

Pero lo que ha hecho el Gobierno de Sánchez y Ribera es, precisamente, cerrar los reactores nucleares que tenemos, finiquitar uno de nuestros mejores sostenes de la industria de la energía barata.

A lo mejor es que la energía nuclear es la energía de los pobres, que no de los progres.

¡Enhorabuena, don Pedro. Es usted un genio!