- El nada disputado voto cristiano. Al parecer no importa a nadie y menos al PP.
- El catolicismo y los valores cristianos no sólo han desaparecido de la campaña electoral.
- Es que su mera mención es síntoma de originalidad, radicalidad e incitación al odio y la violencia.
- El PP y el PSOE se burlan del voto católico.
- Podemos, como neosoviéticos que son, si llega al poder se dedicará a incendiar iglesias.
- De hecho, ya antes de tocar poder, Rita Maestre se dedicaba a profanarlas, que es peor.
En España,
llevamos ya demasiados años donde el voto católico a nadie le importa. El PP está convencido de los católicos están obligados a votarle, por lo que pueden permitirse el lujo de burlarse de ellos y zaherirles todo lo que pueden.
En el PSOE, sabedores de que la macedonia mental de muchos católicos puede llevarles a votar progresista, aunque todo el mundo sabe que lo progre y los cristianos no se funden ni con agua caliente. Ya saben:
todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un hombre feminista. Pero todavía hay algo más tonto que un varón feminista: un cura progre. Y sin embargo, de ambas tontunas está el mundo lleno.
Incluso
Podemos se ha apuntado a la franciscomanía. Lo cual le viene muy bien para tranquilizar a
tantos católicos lelos o interesados en que colaboran con ellos, porque, como neosoviéticos que son, si alcanzan el poder no dudarían en incendiar iglesias. Por de pronto, la insigne portavoz de
Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid,
Rita Maestre (
en la imagen) ya ha empezado profanándolas.
Vamos, que el voto católico no le importa a nadie. Pero eso ya viene de atrás. Ahora estamos en un nivel superior de cristofobia: el catolicismo y los valores cristianos no sólo han desaparecido de la
campaña electoral, sino que además representa una incitación al odio y a la violencia.
Es decir, hemos llegado a la marginación y silenciamiento del católico en la vida pública. Por ahora, estamos en la persecución incruenta
consistente en marginar a los católicos de cualquier puesto de influencia, pero ya estamos pasando a la persecución cruenta: primero en el ámbito judicial. Por ejemplo, con el famoso artículo 510 del Código Penal sobre delitos de odio. Ejemplo: si defiendes lo que dice el catecismo sobre homosexualidad serás condenado hasta con 4 años de cárcel por homófobo.
Y luego, supongo, entraremos en las profanaciones, sacrilegios y quema de iglesias, la persecución cruenta y física por odio a la fe.
Ya hemos empezado con las profanaciones eucarísticas.
¿De verdad creen que exagero? ¡Abran los ojos! La banda de los cuatro (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos) ha convertido al catolicismo en antisistema.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com