- La campaña más demagoga que se recuerda: ha tenido que ser una mujer quien denuncie
- …la injusticia feminista que supone la Ley contra la Violencia de Género.
- Y no llegó a la médula: el varón puede ser encarcelado sin pruebas.
- Resultado: la ley contra la violencia machista ha generado más condenas de varones pero no menos violencia machista.
- La nostalgia inundó mi corazón cuando Alberto Garzón resucitó el concepto de patriarcado. ¡Tantos años!
- El nacional-egoísmo. Ahora resulta que el concierto vasco es un derecho.
- Y Miguel Puig nos aseguró que si les hubieran dado el sistema fiscal no serían independentistas.
Tuvo que ser una mujer,
Marta Rivera (
en la imagen), quien denunciara la demagogia de la
Ley contra la Violencia de Género. Ocurrió en el debate de a nueve de RTVE, el pasado miércoles. Candidata de Ciudadanos, Rivera aseguró que las penas por matar a la pareja deberían ser iguales en el caso de violencia de género. Ah, pero, ¿no son iguales? Pues no, no lo son.
Se le echaron encima. Todo los partidos, al alimón, lo que revela el grado de
demagogia y de hipocresía en materia de violencia de género y en otras materias, me temo.
Todos contra Rivera. Pero es Rivera quien tiene razón. Feministas y feministos no buscan la igualdad: lo que buscan es la opresión del varón y el privilegio para la mujer. A los políticos feministos esto les conviene mucho.
Y eso que Rivera ni se aproximó a la gran injusticia y la gran tragedia alrededor de la violencia de género. La gran injusticia es la posibilidad de encarcelar al varón sin pruebas, por la mera acusación de su pareja.
La tragedia viene como de molde tras la injusticia: la cantidad de mujeres que, asesoradas por sus abogados. Mienten, sobre todo en los procesos de divorcio, para llevarse el gato al agua en materia de custodia de los hijos, pensión
y división del patrimonio.
Y, naturalmente,
ante una ley injusta el varón reacciona con violencia. Lo cual no es justificable pero sí comprensible: la ley contra la violencia de género ha generado más condenas pero no menos violencia de género.
De todas formas, a mí, personalmente, lo que más me gustó fue la postura de
Alberto Garzón. Es mi ídolo. Para don Alberto, un hombre extremadamente sensible a la violencia machista, aseguró que detrás de toda esta "lacra social", otra originalidad, se encontraba la figura del "patriarcado". ¡Hacía tanto tiempos que no oía la tontuna del Patriarcado, que mi corazón se inundó de nostalgia!
El debate tampoco dio para mucho más. Bueno
dio para que los diputados nacionalistas vasco y catalán, Aitor Esteban y Miguel Puig allí presentes, mostraran lo que es, en estado puro, el nacional-egoísmo.
Esteban, que no sé si es de Bilao, se dedicó a comparar lo bien que se hacían las cosas en Bilbao y lo mal, muy mal, que se hacen en el resto de España.
De hecho,
Puig se apuntó enseguida a decir que todos teníamos que imitar a Euskadi, que son su modelo, al parecer.
Al final, Esteban nos dijo que lo del concierto vasco es un "derecho", cuando los demás pensábamos, mire por dónde, que se trata de un privilegio, y Puig nos aseguró que si a ellos les hubieran concedido el convenio fiscal no se habrían hecho independentistas. O sea,
que si les hubieran dado más dinero serán españolistas. Eso es lo que se llama patriotismo y lo demás son milongas.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com