O se actúa en coherencia con los propios principios o se vive en la luna. O se vive como se piensa o se acaba pensando como se vive, prisionero de los propios caprichos.
O coherencia o fraude. O coherencia o esquizofrenia. O fraude y esquizofrenia, todo a la vez
Bueno, también se puede optar por el pluralismo interno, como nuestros partidos políticos. Para muchos, este pluralismo interno consiste en defender una tesis y su contraria, en pensar una cosa y hacer otra bien distinta.
Es decir, que el pluralismo interno es fraude o esquizofrenia. Los más virtuosos consiguen ambas cosas a la vez. Constituyen el top de la incoherencia.
No podemos pensar una cosa y su contraria
En resumen: o coherencia o fraude. O coherencia o esquizofrenia. O ambas cosas a la vez. Tampoco podemos pensar una cosa y su contraria. Ni podemos defender un principio y actuar contra ese principio.
No podemos defender un principio y vulnerarlo
Ahora bien, todas estas contradicciones son conocidas hoy, gracias a nuestra actual macedonia mental, como pluralismo y democracia. Por ejemplo, los separatistas catalanes constituyen un ejemplo señero de pluralismo interno.
En una persona, el pluralismo interno es esquizofrenia; en una institución, fraude
Pero el pluralismo interno no existe, es pura esquizofrenia. Lo que existe es el pluralismo externo, el respeto al otro. Pero pluralismo interno… en una persona sería esquizofrenia, en una institución o doctrina resultaría fraude.