Nueva coreografía de Iván Redondo. El jueves 20, Pedro Sánchez presenta la Agenda 2050, no confundir con la Agenda 2020, que ya pasó, ni con la agenda 2030 en la que estamos.
Como sus dos hermanas precedentes, no duden que la Agenda 2050, preanunciado por Iván Redondo en su artículo del lunes, en El País será otro instrumento del Nuevo Orden Mundial (NOM) para imponer la ideología de género (abortismo, feminismo y homosexualismo, principalmente), panecologismo, trashumanismo, globalismo y, lo más importante de todo, la raíz, probablemente lo más oculto de todo: la cristofobia.
¿Qué como lo sé si en el artículo de Iván Redondo se anunciaba el acto pero no el contenido? Pues porque el sanchismo no es otra cosa que una colección de tópicos NOM, un reiteración de los políticamente correcto.
Pero no entremos en los elementos, ni tan siquiera en la falta de originalidad de las propuestas sino en la obsesión que toda las agendas, igual que toda la progresía mundial, siente por el futuro, por ganar el futuro.
Decía Chesterton, que el futuro no hay que profetizarlo, hay que hacerlo. Futuro es lo que hace usted en cada momento, a razón de 24 horas por día. Y el futuro es un niño en las rodilla de las dioses y, si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.
Y cuanto más largo sea el futuro más equívoco, porque el futuro no es otra cosa que el resultado del presente.
Así que aprenda del pasado, viva en presente y olvide el futuro. El devenir depende de lo que está usted haciendo ahora mismo.