• Y mucho menos venerar la pobreza.
  • Que la bondad no tiene nada que ver con la estupidez.
  • Los huidos del centro de internamiento de Aluche fueron detenidos reventando un establecimiento.
  • Una cosa es que el hambriento robe para comer y otra cosa es que el cabreado violente la propiedad ajena.
  • Cosa distinta es lo de los refugiados. Ahí Europa no ha podido ser más egoísta.
4 de los 13 inmigrantes que escaparon del centro de Aluche (Madrid) fueron detenidos cuando violentaban un comercio en otro barrio de Madrid. No robaban porque tuvieran hambre, dado que en el Centro de internamiento de extranjeros (CIE) se les alimenta y viven bajo techado. Simplemente, se han acostumbrado a que cada vez que violentan las normas se salen con la suya. Ahora se han escapado y se han puesto a reventar establecimientos, es decir, la propiedad privada ajena. Y a estos son los que podemitas y algún que otro socialista y miembros del PSOE y de Ciudadanos aplauden con entusiasmo. Oiga, una cosa es ser bueno y otra es ser idiota, que viene a coincidir con aquello del buenismo. De otra, hay que distinguir entre refugiados e inmigrantes. Al primero, que huye de la violencia o de la esclavitud hay que acogerle con más premura que al segundo. Al inmigrante, más que acogerle, hay que ayudarle en sus países de origen para que no se vea obligado a emigrar. A los refugiados sí, hay que apoyarles. Que es lo que hemos hecho los europeos con los refugiados provenientes del Creciente Fértil, especialmente en Siria huyendo de la guerra. A estos había que haberles abierto la puerta aunque, eso sí, vigilando el origen de cada cual. Ayudar al poder no significa venerar al pobre. Ser pobre no significa ser santo. Y, desde luego, ayudar al pobre no consiste en venerar la pobreza. Eulogio López eulogio@hispanidad.com