- Repitan conmigo: lo pequeño es bueno, lo grande es ingobernable.
- Danièle Nouy predica bancos grandes en Europa, no porque sean mejores…
- Sino porque si se estrellan, todos estamos obligados a salvarlos.
- Y con ello, creamos una casta de banqueros irresponsables.
- Estamos haciendo una economía de depredadores, porque naturalmente el grande siempre acaba por comerse al pequeño.
La directora de Inspección del
Banco Central Europeo (BCE) (
en la imagen) pide bancos grandes. Pocos y grandes. O sea, pide el
oligopolio bancario.
De esta manera, soluciona muy bien sus errores, es decir, los que perpetra, en calidad de
inspectora jefe, al no caer en la cuenta de que uno de sus inspeccionados está quebrado.
Este es el plan de la gran supervisora
Nouy:
si el banco no es muy grande que se lo quede uno grande, si es muy grande surgirá el pánico y pagaremos la factura entre todos los contribuyentes. Por una u otra vía, se soluciona el problema. ¡Qué astuta!
La lucha ideológica global del momento, al menos en materia económica, es muy sencilla: no se trata de lo público contra lo privado sino
de lo grande contra lo pequeño.
Por si alguien no lo ha entendido: quiero decir que lo pequeño se come al grande.
El oligopolio es aún más injusto que el monopolio porque encima es hipócrita. Disfraza su condición bajo un manto de
libre competencia.
Estamos haciendo una economía de depredadores, porque naturalmente el grande siempre acaba por
comerse al pequeño.
Y lo peor es que con ello estamos creando una
casta de banqueros -o empresarios- irresponsables y chantajistas. Total,
si soy negligente se ahogará tanta gente conmigo que todos -el Estado- vendrán a salvarme. Bancos más grandes, desastres más grandes.
Todo esto resulta de lo más progresista.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com