Ya hemos hablado en Hispanidad del albergue juvenil de la Casa de Campo. Batán y alrededores es un barrio madrileño que hoy vive con miedo, desde que los menas campan a sus anchas, destrozan automóviles, atracan a las personas, sobre todo a los débiles o a los solitarios, con violencia y han conseguido que las calles del barrio estén vacías.
Y ojo, porque pueden poner en solfa uno de los pulmones de Madrid. No, el Batán no es un barrio de clase alta y la Casa de Campo no es el Retiro.
Los vecinos del Batán están hasta el gorro de estos delincuentes presuntamente menores de edad pero los vecinos son el pueblo y el pueblo no habla ante los micrófonos ni exhibe carteles reivindicativos. Por eso, el cartelito que me he encontrado, esta vez sin faltas de ortografía, rezaba así: “No son delincuentes son niños”. Pues mire usted, no: los niños no se dedican a hacer mataleones (asfixiar a las víctimas para inmovilizarlas hasta hacerles perder el conocimiento… mientras se les desvalija). Algún día, alguna víctima no recuperará el conocimiento. Todo ello, estos ‘niños’ lo perpetran de forma bastante cobarde, dado que atacan en manada.
Vivimos una tendencia a la autodefensa en todo Occidente. Si el Estado no te protege, tú debes protegerte a ti mismo
No, no son niños y, hayan cumplido o no los 18 años, son unos cabrones que se ensañan con el débil y se comportan como mafiosos de barriada atemorizando, robando y humillando a quien se encuentran a su paso.
Los menas, casi todos ellos de apariencia marroquí, fueron llevados desde el centro de acogida de Hortaleza a un albergue juvenil de Casa de Campo. Ahora la teniente de alcalde de Madrid (aunque es la Comunidad autónoma quien primero debería actuar), Begoña Villacís, asegura que no se les va a trasladar y que hay que re-educarles. Se me ocurre una idea: trasládelos usted a las dependencias municipales más próximas a su casa, o a su mismo domicilio, pongamos a media docena de ellos, y reedúquelos. Es una gran tarea digna de su capacidad, doña Begoña.
Y no lo olviden: Vivimos una tendencia a la autodefensa en todo Occidente. Si el Estado no te protege, tú debes protegerte a ti mismo. Es ahí donde empiezan los problemas.