• Jornada sin pantalones: estamos ante una cochinada progresista.
  • El borracho es la consecuencia típica de quien prescinde del pudor.
  • Enseñar las bragas o los calzoncillos no es de hombres viriles y mujeres femeninas: es cosa de guarros y guarras.
  • El borracho es el arquetipo del hombre que ha perdido el pudor, por la sencilla razón de que ha dejado de ser libre, esto es, dueño de sí mismo. Como el de los gayumbos.
Ahora en México. Jornada sin pantalones. Es decir, deambular por el metro en bragas y/o calzoncillos. Encima de cochinos, cursis, porque los portavoces del evento nos informan que se trata de animar al trabajo en equipo. ¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia? Naturalmente, nos lo describen los medios occidentales sin hacer juicios de valor incluso intentando sonreír ante la marranada, no les vayan a tomar por reaccionarios cavernícolas. Ojo, esto no tiene nada que ver con la cultura hispana o anglosajona. Cerdos hay en todo tipo de latitudes. Es más, son muchos más los que se exhiben en paños menores en el metro de Nueva York. Y si Nueva York es la campeona la cochinada, es que estamos ante una cochinada progresista. Por sexos tampoco hay diferencias. El hombre que se exhibe en calzoncillos se comporta como una vedete deseosa de ser el centro de atención. No es muy masculino. La mujer, más fina, aunque no necesariamente más pura, no se exhibe en bragas salvo que sea necesario, porque la feminidad no se contenta con exhibir la prenda que más lavados precisa. Es poco femenino. Conclusión: enseñar las bragas o los calzoncillos no es de hombres viriles y mujeres femeninas: es cosa de guarros y guarras. La impudicia no sólo es una horterada sino una ofensa al prójimo. Si alguien se desnuda ante mí me está ofendiendo. El vestido no sólo protege del frio: protege la intimidad del sujeto frente a los demás y la intimidad de los demás frente al sujeto. Pero el asunto no es sólo una marranada hedionda. Lo decía Jacinto Choza, en "la supresión del pudor, un signo de nuestro tiempo": el borracho es el arquetipo del hombre que ha perdido el pudor, por la sencilla razón de que ha dejado de ser libre, esto es, dueño de sí mismo. Como los de los gayumbos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com