- Es decir, aprovechar la salida de Reino Unido para una Europa que vuelva a ser lo que siempre fue: civilización cristiana.
- El cartel de Farage era una cola de inmigrantes.
- Es decir, que no ha sido la política de austeridad, sino la emigración, lo que hizo triunfar el Brexit.
- Y el más cabreado es Obama, que no podrá cerrar su Presidencia con el acuerdo TTIP de libre comercio con Europa.
- Y España, ¿qué debería hacer? Cerrar la verja de Gibraltar, hoy mejor que mañana.
Este es el problema de los referendum: la mitad de los ingleses -60 millones de habitantes mal contados- es decir, 30 millones, ha impuesto su tesis a los otros 30 más los restantes 450 millones de europeos. Y encima,
esa mitad de los británicos son los mayores. Los jóvenes querían Europa, los viejos no. O sea,
los que no van a vivir mucho tiempo son los que eligen el futuro de todos.
Dicho esto, ¿
el Brexit es bueno o malo? Si nos fijamos en
Nick Farage, su cartel electoral era una cola de inmigrantes, nos damos cuenta de que no ha sido la austeridad sino el racismo, o al menos la condena al inmigrante,
lo que ha hecho triunfar un referéndum que no quería ni el primer ministro que lo organizaba ni la mayoría de los conservadores ni los laboristas. Por cierto,
más divorcio entre pueblo y dirigentes en una democracia, fenómeno de extraordinaria actualidad.
Y otro que está cabreado es Barack Obama, ese desastre de presidente USA que busca alguna victoria que llevarse a la historia. Quería despedir con el acuerdo de libre Comercio Europa-USA (TTIP) y, tras la espantada británica, eso se acabó.
El TTIP va para largo.
Ahora bien, todo eso es economía. O sea, poca cosa. Ni la economía sublimada, a la que tan aficionada son todos los necios (por ejemplo, Pablo Iglesias). No se trata de terminar con las llamadas políticas de austeridad,
se trata de crear una patria, llamada Europa, que tiene un sustrato común:
la civilización cristiana.
Ahora, con la salida del Reino Unido, es el momento del replanteamiento. En defensa de los valores cristianos:
la defensa de la vida de la familia natural, de la dignidad de la persona, de la libertad de educación,
de la propiedad privada pequeña. Del salario justo, del respeto a la religión ajena.
Y sería lo suyo, porque en algo tiene razón Nick Farage: ha vencido el voto de la gente más sencilla frente a las grandes corporaciones, a los medios financieros y a la clase política dominante. Y eso mola.
Si fuera así, ¡bienvenido el Brexit!
¿Y España?
Lo primero cerrar la verja de Gibraltar. Hoy mejor que mañana. Y el espacio aéreo, claro. Recuerden que Reino Unido ya no es la Unión Europea (UE).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com