Me lo cuenta un taxista venezolano. Su familia vive allí y vive de su sueldo de aquí. Me dice: “Como no se planten, España acabará como Venezuela. Les veo como nosotros con Hugo Chávez. Y ahora ya no tiene remedio. Mi familia vive del dinero y los alimentos que les hago llegar. Y con mucho cuidado, porque en mi país hay gente que mata por obtener comida”.
No se por qué la gente se lleva las manos a la cabeza con el intento contumaz del Gobierno socio-podemita por hacerse con el poder judicial. La verdad es que en buena parte ya posee ese poder pero lo quiere al 100 por 100.
El objetivo del frentepopulismo es controlar a cuatro colectivos: periodistas, jueces, profesores y sanitarios. Y en los cuatro ha obtenido altas cuotas de poder -no sabría comparar entre ellos-. Afortunadamente, las redes sociales, la expresión popular más libre en la España de hoy, ha sabido captarlo.
España se encuentra en riesgo no lejano de convertirse en una república bolivariana
Y ojo, el control de esas profesiones es un medio, no un fin. El fin de ese control omnímodo del poder es la naturaleza principal de este Gobierno; la cristofobia. El resto viene por añadidura. El objetivo son los católicos y esta vez, al revés que en 1931, no abundan los católicos coherentes, ergo el dúo Sánchez-Iglesias tiene el terreno bien abonado.
Volvamos atrás: cada día nos parecemos más a Venezuela. El éxito del chavismo no consiste en haber conquistado el poder sino haber conquistado los corazones de muchos venezolanos, hoy absolutamente fanatizados por esta nueva forma de comunismo. Y el Sanchismo camina en esa misma dirección.
En Venezuela hay gente que mata por obtener comida
El gran error de Iván Redondo: ha convertido a Pedro Sánchez en la marioneta de Pablo Iglesias. El llamado “Godoy”, para otros el cerebro, el único cerebro, de La Moncloa, se ha equivocado de medio a medio. Él aseguraba que era Sánchez el que se comería a Iglesias. Los hechos parecen demostrar lo contario.
España se encuentra en riesgo no lejano de convertirse en una república bolivariana. Y no, no se trata de ninguna exageración. Lo de los jueces no es el primer paso ni será el último.
El último paso es la profanación sistemática de todo lo que huela a cristiano.
La doctrina principal del sanchismo: los católicos, hasta los más moderados, en política, son ultras. A partir de ahí todo viene rodado
El intento, que siempre será fallido, de la disolución de las esencias cristianas de España ya ha comenzado, en el Valle de los Caídos, con la reescritura de la historia, cristófoba, de la II República, bajo un grito que empieza a resonar desde España, en toda Europa: los católicos hasta los más moderados en política, son ultras. A partir de ahí todo viene rodado.