El comunista Alberto Garzón, ministro de Consumo, parece que tiene ansía de protagonismo en esta crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus que estamos viviendo. Y es que cada vez que habla, sube el pan, pues tras lucirse la semana pasada cargando contra el turismo, cuando le calificó de “estacional, precario y de bajo valor añadido”, ahora cabrea aún más a las aerolíneas.
¿El motivo? El anuncio de que ha detectado incumplimientos y tomará medidas contra las que no están informando sobre la posibilidad que tienen los clientes de que se les devuelva el dinero de los billetes cancelados. Y todo ello, el mismo día que la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sitúa la vuelta del turismo extranjero para julio. ¡Mal vamos!
Y ojo, porque Garzón no es el que tiene la responsabilidad sobre las aerolíneas, que dependen del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, o sea, de José Luis Ábalos. Es cierto que los viajeros tienen derecho a que se les devuelva el dinero (las aerolíneas europeas ya deben 9.200 millones de euros), pero Bruselas les ha dado opción de que les ofrezcan bonos más atractivos de los planteados en un principio y que fueron aplaudidos por Ábalos.
No hay que olvidar tampoco al hermano de Alberto Garzón, el economista Eduardo Garzón, para quien la solución a los problemas de la economía mundial es… fabricar dinero. ¡Y olé! Más vale que el ministro de Consumo y la ‘vice’ Ribera piensen un poco más antes de hablar porque el turismo es vital para el PIB español.