- Será padrino del bautismo, no ya de un sobrino, sino de dos. Pero Podemos exige al obispo que pida perdón de forma explícita.
El obispado de Cádiz ha rectificado por lo que el transexual ahora llamado Álex Salinas, antes no lo sé, podrá ser padrino de bautismo de un sobrino suyo (del transexual, no del obispo). E incluso lo será de dos, porque hay otro en camino. Decía el obispado, gente antigua, que Álex no era la persona idónea porque, claro, no parece muy cristiano eso de subvertir la condición sexuada otorgada por el Creador a costa de la Seguridad Social. Ahora lo divertido va a ser cuando Álex le explique a su ahijado la 'doctrina del cuerpo' de la Iglesia, como es su deber de padrino, y le hable del sexto y el noveno mandamientos, así como de predicar con el ejemplo, ser puro, reservarse para el matrimonio, abrirse a la vida, educar cristianamente a los hijos y esas cosillas tan raras y peligrosas que hacen los católicos. La doctrina sexual de la Iglesia le importa tan poco a Álex que decidió cambiar de sexo. Ahora bien, no podía tolerar que la Iglesia le prohibiera ejercer de padrino en el sacramento del bautismo, en el que creerá tanto como en la doctrina sexual de la Iglesia. No lo hace por fastidiar sino por modernizar al clero. Además, fíjese si Alex será buen chico que, tras salirse con la suya, quiero decir, tras rectificar el señor obispo, ha decidido no demandar al Obispado ante los tribunales. ¿Y qué pintaran los tribunales en el padrinazgo de un bautizado? Pues mucho, a Álex se le estaba privando de un derecho inalienable: el derecho a educar a su sobrino en la fe católica y en el amor a Cristo. Es decir, el sentido de su vida. Precisamente por eso se transexualizó. Y más. Podemos (tan amigos del Papa Francisco, según propia confesión -confesión de Podemos, no del Papa-) ha exigido que el Obispo sea quien pida perdón a Álex por atreverse a negarle la idoneidad. Natural, hasta ahí podíamos llegar. Ya lo dijo Astérix: esto de que los dioses se comporten como si fuesen amos tiene que acabarse; esto de que la Iglesia se comporte como la depositaria de la fe en los sacramentos tiene que acabarse. En tal caso, sometamos a referéndum si el transexual Álex es o no idóneo para ejercer como padrino de bautismo. Auguro una victoria absoluta del sí y que se chinche el obispo. Pero insisto: Álex es un buen chico. No sólo no le va a denunciar sino que está muy contento porque "rectificar es de sabios". Es más, está dispuesto a crear una escuela de padrinos de bautizos homosexuales, bisexuales transexuales, gays y lesbianas. De ahí a un Papa gay sólo hay un paso. Y así, pasito a pasito, piano piano, todos nos encaminamos hacia esa bonita meta que a todos nos espera con los brazos abiertos, llamada manicomio. Eulogio López eulogio@hispanidad.com